UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD
- carrillopinillamar
- 9 may 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 10 may 2023

Hoy quiero dedicar la entrada a hablar un poquito de educación, de la reglada en este caso, de esa que se imparte a través de diversas asignaturas y estructurados currículos, y ya se imparta la misma en centros públicos o privados… y aún a sabiendas de que ésta (la educación reglada), no puede ser otra cosa, y nada más, que el necesario complemento de aquella formación (sobre todo en valores cívicos y morales) que se recibe en el ámbito estrictamente privado, es decir, en el seno de la familia y en el del grupo social más amplio de referencia.
Pues bien, lo primero que debo decir al respecto es que la misma, (la educación reglada que reciben nuestros niños y nuestros jóvenes antes de insertarse de pleno en eso que se llama “la vida adulta”), me parece absolutamente deplorable y un auténtico despropósito, y de ello, desde luego, no tienen la culpa ni los profesores ni los centros educativos, que se ven obligados a acatar e impartir los disparatados planes de estudios diseñados por aquellos que no tienen interés alguno en formar de manera adecuada a los futuros adultos; es más, no solo no tienen la culpa esos profesores, sino que, además, son también víctimas del propio sistema educativo, al haber sido desposeídos de una de sus principales funciones, cual es la de disciplinar y corregir al alumnado. Sin autoridad y disciplina (siempre moderada y ajustada de manera proporcional a las circunstancias o situaciones sobre las que haya que ejercer dicha disciplina) no puede haber educación, ello resulta obvio. Todos los que nos formamos en la EGB, BUP, COU… conocemos bien esa disciplina y esa autoridad ejercida por quienes fueron nuestros profesores, y también la que ejercieron sobre nosotros, en el ámbito privado, aquellos adultos bajo cuya tutela crecimos (padres, abuelos…). Sin esa necesaria coerción es imposible convertirse en un adulto de bien y responsable.
Pero como dije antes, hoy me quiero referir, exclusivamente, a la educación reglada, y a cómo, desde luego, no es un hecho casual el que los planes educativos diseñados por quienes han ostentado el poder político a través de sucesivas legislaturas (de uno y otro signo ideológico), sean tan ostensiblemente deficientes y pobres… Ello (el diseño de estos planes) obedece a un espurio interés: mientras más “tonta” se vuelve una sociedad, más manipulable y fácilmente controlable resulta para quienes ejercen los poderes fácticos: “EL SABER OS HARÁ LIBRES", ¿VERDAD?, decía alguien; y no utilizo el adjetivo “tonta” de manera gratuita: diversos estudios realizados en distintos países en tiempos recientes con el fin de medir el coeficiente y las habilidades intelectuales de sus poblaciones han llegado a las mismas conclusiones:
-Las nuevas generaciones están perdiendo coeficiente intelectual, y en esta pérdida progresiva de inteligencia y de las correspondientes facultades cognitivas/intelectuales intervienen sobre todo dos factores: el empleo abusivo y descerebrado de las nuevas tecnologías y el intencionado y perverso olvido de todas esas materias que se engloban dentro de eso que siempre se ha conocido como “las humanidades”: FISOLOFÍA, ARTE, HISTORIA…
¿Y por qué el empleo abusivo de las nuevas tecnologías está provocando que disminuya el coeficiente intelectual de nuestros jóvenes?: por razones muy obvias, las mismas afectan negativamente a la capacidad de atención y a la concentración… y ello debido al sobreestímulo cerebral que supone recibir la información a través de pantallas electrónicas, información que por otra parte no siempre es contrastable, y que cambia de manera rápida; pero es que además, el hecho de ver, leer (y escribir) a través de pantallas electrónicas está afectando, también, y esto es muy grave, a la importantísima facultad intelectiva de comprender y asimilar la información… y evidentemente, si uno no comprende lo que está viendo o lo que está leyendo, difícilmente podrá analizar dicha información… para asentir, disentir, replicar, debatir, polemizar, rebelarse…
¿Y por qué “el intencionado y perverso olvido de las humanidades en los planes de estudio”?; ¿por qué desde hace años se intenta relegar al ostracismo más oscuro a asignaturas como, por ejemplo, la Filosofía, la Historia, el Arte?: pues por razones igualmente obvias: la Filosofía enseña a pensar, a debatir…, entrena el pensamiento analítico y el razonamiento reflexivo y lógico; la Historia nos muestra los aciertos y los desaciertos de nuestros ancestros, de aquellos que nos han precedido en el tiempo, invitándonos a imitarlos en sus aciertos y a no repetir sus mismos errores; el Arte, por su parte, entrena y desarrolla capacidades tan importantes como la observación, la atención, el pensamiento abstracto, la intuición… y sobre todo, entrena y desenvuelve la sensibilidad humanidad… esa cualidad tan escasa en nuestros días… y tan necesaria.
Y es cierto que uno es hijo del tiempo en que le toca vivir y que uno no puede vivir ajeno a las características y demandas de dicho tiempo; y el nuestro es un tiempo donde se están desarrollando e implementando, a velocidades vertiginosas, las nuevas tecnologías; pero ello no es óbice para recuperar aquellos métodos de estudio cuya eficacia se ha demostrado con el paso del tiempo: es estrictamente necesario que nuestro jóvenes vuelvan a “leer y escribir” sobre papel, con el objeto de desarrollar facultades intelectuales tan importantes como la atención, la concentración, la observación, la comprensión lectora, el pensamiento lógico y analítico, y también el abstracto; y es necesario recuperar en los estudios todas esas asignaturas (Filosofía, Historia, Arte…) que no solo favorecen el desenvolvimiento de esas mismas facultades intelectuales, sino que, además, tienen la importantísima virtualidad de enseñarnos de donde venimos y a donde conviene que nos dirijamos (evitando otros caminos indeseables), aparte de suponer un auténtico deleite cada vez que uno se adentra en los siempre fascinantes avatares humanos. Y es estrictamente necesario, igualmente, devolver a los profesores su autoridad y su facultad de disciplinar, castigar y corregir cuando sea necesario.
Nuestro futuro, señores, depende de la educación que se está dando a quienes ahora son solo niños y jóvenes, pero serán algún día esos adultos en cuyas manos estaremos.
La educación, una educación de calidad, es la mejor inversión que una sociedad inteligente puede realizar… y eso sí, otro día, hablaré de la educación en valores éticos/morales.




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